La magia del tiempo
Caus Lubis 1995 / Grand Puy Lacoste 1996
Dicen que el tiempo no pasa en balde, «correcto», o que el tiempo lo cura todo, «puede ser», habrá algunas veces que no será así, pero estoy seguro que en un sin fin de ocasiones, sí.
Este es el caso de muchos de los vinos que salen al mercado prematuramente en condiciones diferentes unos a otros, que aplazan su salida unos meses más, unos, y ese tiempo de espera, sea quizás un poco más adecuado y también puede que para otros, no sea necesario.
Los vinos, como cualquier ser humano, tienen un proceso de crecimiento, de evolución y de decadencia, aunque ésta a veces tarda en producirse, por lo que quizás sea necesario esperar, para poder encontrar en él algo más, aparte de su «agresividad» por lo inmaduro que puede resulta al principio.
Lo que pasa, es que mucho antes de que el vino se ponga en circulación e inmediatamente de aparecer en el mercado y cuando la noticia llega a nuestros oídos, nos falta tiempo para desear tenerlo entre nuestras manos y querer beberlo !!! ya¡¡¡, incluso sin darle tiempo a que repose unos días. Deseamos ser de los primeros en catarlo, en descubrirlo y contárselo a nuestros amigos o conocidos, parece como si a veces nos jugáramos la vida si no hemos tomado parte en esa primicia.
Este es uno de los errores que cometemos muy a menudo, sin tener en cuenta en la mayoría de las veces que es un vino aún joven, incluso si ha tenido un largo proceso de crianza en barrica y en botella, antes de salir a la venta.
El vino aún no tiene el suficiente equilibrio, eso es evidente; no tiene el tiempo suficiente de haber podido unificar sus notas y que éstas estén lo suficientemente bien ensambladas, donde todo está todavía muy reciente y necesita un recorrido en botella necesario para que buena parte de esa acidez, de ese alcohol o de ese potente y poderoso tanino, esté un poco más pulido y el nerviosismo que nos muestra al principio esté más redondeado y en su correspondiente sitio.
El vino es un producto que debido a las múltiples reacciones químicas que tiene a lo largo de su madurez en barrica, en depósito, incluso en la misma botella, por pura lógica necesita de tiempo; pues qué mejor que dárselo y más cuando a veces el mismo vino nos lo está comunicando y sólo tendremos que entenderlo para saborearlo en las mejores condiciones posibles.
El tiempo, el tiempo, es lo que han necesitado estos dos grandes vinos que hemos catado. ¡¡¡¡Cómo estaban!!!!, sólo hay que tener un poco de paciencia y saber esperar, el potencial de aromas que estos dos vinos proporcionan a nuestro cerebro es enormemente más amplio y de más placer que el que organolépticamente nos aporta. ¡¡¡¡Grandes Joyas!!!!.
Por lo que, bajo mi experiencia de año tras año, resulta necesario en la inmensa mayoría de los vinos, dejar que el tiempo haga su trabajo.