40º ANIVERSARIO DE LOS GRANDES CRUS DE BORDEAUX

Hace unos pocos días se celebró la reunión anual de los Grandes Crus de Bordeaux, una celebración, en la que cada año los chateaux bordeleses presentan los vinos de la última cosecha, vinos, que aun tienen una corta trayectoria, cuya permanencia en barrica no supera los tres meses, “aunque últimamente se han apuntado al carro de la cata otros chateaux de no tan alto standing, pero, que son bastante interesantes y a menor precio.”

Los “Negocian” y profesionales del vino que son previamente invitados por los chateaux, acuden impacientes cada año, con la ilusión y apetencia, preparados para para evaluar y analizar las características de los nuevos vinos de cada “Appellation”. Vinos que les falta aún mucho recorrido, tanto en barrica como posteriormente en botella, antes de su puesta oficial en el mercado.

Los profesionales tiene que afinar sus sentidos y realizar un tremendo esfuerzo fisico y mental, para evaluar estos vinos. Pero además, del esfuerzo, resulta muy divertido y tremendamente ilustrativo. No se trata de una cata solo para puntuar los vinos, sino que además tiene la responsabilidad de catar vinos que después tendrá que vender.

De cualquier forma es un ejercicio muy apetecible en el que cada año estamos deseando que llegue la fecha para poder disfrutar del resultado de una añada, que como cada año, será interesante, divertida y diferente a la del año anterior

Este año, Comenzamos la cata en el Chateau Gazin en el municipio de Pomerol, allí catamos mas de 50 vinos de la zona a lo largo de la mañana; una vez más nos deleitamos con las bondades de la uva merlot mayoritaria en esa zona; una uva que siempre me ha dejado satisfecho por su especial fragancia y corpulencia, esta maravillosa uva que día a día me enamora más, creo que lo tiene casi todo, cuerpo, estructura, carácter, una tremenda complejidad en nariz, además, de tener una intensa profundidad, posee un equilibrio casi perfecto, además de ser una uva que adquiere la madurez pasados unos años, por lo que aporta una gran confianza. Yo siempre la he considerado dentro de mis favoritas.

Seguimos la visita por la majestuosa bodega de Angelus con estreno en su nueva calificación de Premier Grand Cru Classé “A”. Allí pudimos catar vinos de diferentes zonas y países como fueron unos vinos de Líbano, de Sudáfrica, Tailandia, o los de Bodegas de Ostatu, con la que guardan una amistad desde hace varios años. Fueron un total de 63 vinos con los que nos deleitaron.

Visitamos al día siguiente la zona de Margaux, Saint Julien, Saint Estephé, Pauillac,  donde nos deleitamos con la carnosidad de la Cabernet Sauvignon, la finura pero no menos interesante Cabernet Franc y los grandes matices que aporta el Petit Verdot  finalmente al día siguiente volvimos a catar vinos con mayoría de Merlot en el Chateau Figeac .

El resultado ha sido como casi todos los años, un maremágnum de vinos que nos ha dejado la boca placenteramente anestesiada para varios meses, pero, con el grato recuerdo de haber catado vinos que difícilmente podríamos hacer si no es así. A pesar de la dificultad de recordar matices y detalles de cada vino, siempre nos quedarán excelentes recuerdos gracias al entrenamiento diario en este trabajo que es nuestra pasión.